Elegir qué come tu perro o tu gato no debería ser una odisea. Hay pocos principios que marcan la diferencia y, si los sigues, vas a tomar buenas decisiones sin perderte entre eslóganes.
1) Consideraciones para gatos
Los gatos son carnívoros estrictos y suelen beber poca agua. Eso define casi todo.
- Etapa de vida: elige fórmulas “completas y balanceadas” para kitten, adulto o senior. Las necesidades cambian (crecimiento, mantenimiento, envejecimiento).
- Hidratación: muchos gatos no sienten sed con la misma intensidad que un perro. Valora incluir alimento húmedo o mixto para apoyar salud urinaria y consumo de agua.
- Estilo de vida: indoor, esterilizado, con tendencia a aumentar de peso o con bolas de pelo frecuentes. Busca mensajes claros en el envase que respondan a esos casos.
- Proteína de calidad y taurina: prioriza proteínas animales de buena digestibilidad y confirma que la fórmula declare taurina.
- Textura y tamaño de croqueta: si es muy grande o muy dura, comerá menos por incomodidad (no por “maña”).
2) Consideraciones para perros
Los perros son más flexibles, pero también tienen su mapa.
- Tamaño y etapa: cachorro, adulto o senior; mini vs. mediano/grande. Cambian energía, tamaño de croqueta y soporte articular.
- Nivel de actividad: deportista de parque vs. paseos cortos. Ajusta densidad calórica y porción.
- Sensibilidades: piel, digestión o alergias sospechadas. En esos casos, busca fórmulas específicas y consulta con tu vet.
- Hábitos de masticación: croqueta acorde al tamaño = mejor masticación y menos tragado ansioso (menos gases o vómitos por deglución rápida).
3) ¿Los snacks son alimento?
No. Son complementos. Deberían aportar como máximo el 10% de las calorías diarias. Úsalos para reforzar conductas, entretener o apoyar higiene oral, pero no reemplazan un alimento completo y balanceado. Si tu mascota “no come” esperando el premio, ajusta rutina: comida primero, snack después.
4) Palatabilidad vs. saludable
Que algo le encante no significa que le convenga. Piénsalo en humano: si a un niño le das a elegir todos los días entre McDonald’s y comida casera equilibrada, su palatabilidad (lo rico-instantáneo) puede jugarle una mala pasada. Con perros y gatos ocurre parecido: el gusto no es el mejor indicador de calidad nutricional.
- Prioriza fórmulas completas y balanceadas para la etapa de vida.
- Evita que los snacks “desplacen” el alimento principal.
- Si cambias a una opción más saludable, haz transición gradual (5–7 días) para evitar rechazo o malestar digestivo.
5) Lectura rápida de etiquetas (checklist express)
- “Completo y balanceado”: que lo diga explícitamente.
- Etapa de vida: cachorro/kitten, adulto o senior.
- Ración diaria orientativa: ajusta por peso, condición corporal y actividad.
- Proteína y grasa: niveles acordes a la etapa.
- Ingredientes claros: fuentes proteicas reconocibles (p. ej., pollo, pavo, salmón).
- Fecha y conservación: respeta vencimiento y cierra bien el saco para evitar oxidación y humedad.
6) ¿Cuándo pedir ayuda?
Si ves diarreas persistentes, vómitos recurrentes, rascado continuo, pérdida de peso inexplicada, heces siempre blandas o cambios de ánimo/energía, consulta con tu veterinario. A veces no es el alimento, pero vale la pena descartarlo.
7) Ejemplos que aterrizan la idea
- Gato esterilizado indoor que toma poca agua → incluir húmedo 1–2 veces al día y croqueta para control de peso.
- Perro mini ansioso que “inhala” el alimento → croqueta pequeña + comedero lento + dividir raciones.
- Perro deportista → fórmula con mayor densidad energética y soporte articular; ajustar porción a días de entrenamiento.
Nuestra premisa:
En Mascotísimas creemos en decisiones simples y consistentes: alimento completo y balanceado para la etapa correcta, snacks con medida y hábitos que favorezcan salud a largo plazo. Si necesitas una mano para elegir entre dos o tres opciones, escríbenos: nuestro equipo puede orientarte con datos y sentido común, sin vueltas.